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FELICIDAD, UN ESTADO O UNA UTOPÍA

Actualizado: 30 oct 2020

Por Fernando X. Jerves




Desde un empresario estadounidense multimillonario hasta un nativo cazador de las tribus de Nueva Guinea, todos los seres humanos, sin importar profesión, nacionalidad, etnia o estatus social tenemos un fin en común en la vida, la felicidad. Este fin en común se distorsiona cuando, desde muy temprana edad, nos llenamos de ideas implantadas por la sociedad acerca de este ideal, sociedad que, en su mayoría, no es feliz.


En consecuencia, si la sociedad en general aún no es feliz ¿cuál es la más grande falla en el sistema que aún nos mantiene buscando algo que podría estar a la vuelta de nuestra esquina? O es acaso que el ser feliz, estar feliz, la felicidad ¿Son todos estos una utopía?

En la vida ¿qué es lo que realmente perseguimos? O ¿hacia dónde vamos? La industrialización, junto con la televisión, el marketing y los medios nos han venido vendiendo, no solamente objetos, sino también ideas por más de un siglo. La idea de comprar la felicidad con una Coca Cola o un teléfono móvil nos pone una venda en los ojos, y nos remite a conseguir la misma mediante la compra y no la búsqueda. Si nos ponemos a pensar detenidamente, evadiendo toda distorsión mental, podríamos llegar a la conclusión de que la felicidad está en cada uno de nosotros y no en aquello que vestimos o que tenemos.




El diccionario define a la felicidad como un estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno. El estado de ser feliz radica en los momentos que llenan nuestro interior como el crecimiento personal; además de tener un sentido de pertenencia con la comunidad y de hacer algo por ella. Una persona que vive en los suburbios de la india es igual o incluso posee mayor felicidad que aquella que disfruta de un penhouse en Manhattan. Esto se debe a la adaptación Hedónico, mecanismo psicológico mediante el cual, una vez saciado un deseo, una nueva necesidad ocupa su lugar. Siendo esta última la razón del porque cuando poseemos más permanecemos tan insatisfechos como antes.



Los psicólogos definen a la felicidad como una habilidad, que como al igual que el deporte, precisa de práctica, por lo cual dedicar unos minutos al día a ser feliz estimularía nuestra dopamina en el cerebro convirtiéndonos en seres más positivos. La felicidad se encuentra en las cosas que amamos hacer como tocar el piano, pasear con la mascota, apreciar cosas pequeñas en la vida como los atardeceres o hacer cosas que tengan un gran significado en nuestras vidas como el buscar la mejor versión de nosotros mismos. Es decir, construir nuestra felicidad depende de nosotros, de nuestros sueños y de nuestra actitud ante los eventos que nos pone la vida.



Aunque la fórmula de ser feliz no sea la misma para todos, la clave se encuentra en el ser uno mismo y en darle un significado a la vida ayudando con un granito de arena a hacer de este mundo un lugar mejor. La falla está en el creer que la felicidad es algo que va más allá de nuestro presente, es decir algo que perseguimos, pensando que es una meta, sin darnos cuenta se trata de un estado, el estado de bienestar y satisfacción con uno mismo.



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