¿Puede el aprendizaje de un instrumento musical ayudarnos a desarrollar inteligencia emocional?, ¿podríamos asemejar las estrategias mentales necesarias para alcanzar la excelencia en el ámbito musical, con aquellas que nos ayudarían a vivir en armonía interna y con los demás, llevándonos a la autorrealización?
Existe la creencia de qué determinados individuos nacen ¨ tocados por los dioses y están dotados de talentos que les posibilitan alcanzar el pináculo en su arte, casi como por arte de magia. Sin embargo, cualquier experto o estudiante del tema podría refutar esta cándida teoría y exponer que en realidad el éxito pasa más por la perseverancia que por el talento. (con esto no pretendemos soslayar la existencia de personas extremadamente talentosas o geniales a quienes se les facilita el aprendizaje y producen conocimiento de manera extraordinaria)
El reconocido músico japonés Shinichi Suzuki afirma que “la habilidad musical no es un talento innato, sino una habilidad que puede ser desarrollada”. De esta manera, antepone la disciplina y la relación madre-hijo al talento, indicando que el cultivo de la ejecución e interpretación musical son posibles para la inmensa mayoría de las personas. Sin embargo, observamos en nuestra experiencia como profesor de piano que muchos padres e incluso niños piensan que el talento es lo único que cuenta y dejan de lado la disciplina que se requiere para obtener el logro deseado.
Ahora debemos considerar las dos vertientes necesarias para el desarrollo de un músico, por un lado, nos encontramos con las técnicas propias del instrumento y la adquisición del conocimiento teórico musical acorde al nivel en el cual se encuentre. Del otro lado se encuentran los aspectos mentales o emocionales que impulsan al individuo hacia el empoderamiento y consecución del logro. A mi parecer este es totalmente trascendente no solo para la práctica musical sino para todos los aspectos de la vida.
Recuerdo claramente que una de las razones que me impulsaron a convertirme en coach con PNL y más adelante en experto en lenguaje no verbal y microexpresiones faciales; fue el descubrir que a pesar de contar con múltiples herramientas pedagógicas y musicales para transmitir los conocimientos, no conseguía que muchos de mis estudiantes elevaran su nivel hacia lo que la evidencia me sugería como posible, dadas las objeciones y barreras mentales que ellos presentaban. Era muy común escuchar a mis pequeños y jóvenes estudiantes, decirme “esto es muy difícil”, yo no puedo, “hagamos algo más fácil”, cuando no directamente aburrirse y renunciar al piano por no saber tolerar la frustración.
En la música como en la vida es importante reconocer nuestras emociones al enfrentarnos a situaciones desafiantes que confrontan incluso nuestra autoestima y muchas de nuestras creencias. Saber detener un diálogo interno imposibilitante y transformarlo por una voz que nos impulse a intentarlo una vez más, puede ser decisivo para alcanzar una meta determinada. Entender que no tenemos que ser perfectos , sino evolucionar hasta nuestro mayor nivel y que eso entraña un proceso que implica tiempo, nos libera de la ansiedad de desempeño inmediato y nos acerca más a la realidad tanto en la música como en la vida en la que las acciones repetidas constantemente crean la perfección. Saber respirar pausadamente antes que explotar ante una equivocación nos ahorra energía emocional que podemos utilizarla positivamente, y aprender a fraccionar las tareas para hacerlas más fáciles de aprender son algunas de muchas estrategias que pueden ayudarnos a cambiar nuestra óptica de un “problema” y enseñarnos a superarlo. La práctica constante de estas herramientas generará un hábito que no solo impactará nuestra manera de estudiar un instrumento , sino que transformará nuestra manera de sentir y valorar nuestras experiencias, transformándonos en seres con mayor poder interior, capaces de solucionar asertivamente los desafíos.
La próxima vez que estés a punto de desertar de una pieza musical porque es muy difícil, piensa ¿qué quiere la vida que aprenda a través de unas partituras? Quizá te sorprendas y la verdadera música que escuches es la que resuene de tu interior.
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