La ética de la sexualidad ha tenido varios puntos de vista y en el transcurso de la historia ha tenido varios giros y reveses, desde sus primeras corrientes puramente naturalistas de la antigua Grecia hasta las corrientes deístas y finalmente las corrientes humanistas que se aplican hasta la actualidad. En este ensayo se analizan estas corrientes y su influencia en la forma de abordar la sexualidad en nuestros días. En la antigua Grecia Aristóteles, partiendo de la diferenciación de 3 tipos de alma que tiene el ser humano: alma vegetativa, la cual controla las funciones de nutrición, crecimiento y reproducción. Alma sensitiva, que controla las sensaciones y alma espiritual, la cual controla los procesos racionales; dividió a la ética en: Ética o virtudes concupiscibles e irascibles y Dianoética o virtudes intelectuales.
El “justo medio” nos dice que las funciones concupiscibles del ser humano son racionales solo cuando evitan tanto el exceso como el defecto, por lo tanto la sexualidad para no ser inmoral debe practicarse con moderación, convirtiendo el exceso y el defecto de la misma actos inmorales e insanos físicamente. Queda en esta corriente un vacío por definir ya que no podemos definir una cantidad moderada de una persona en cuanto a su sexualidad, dejando así a una interpretación muy subjetiva sobre la moralidad o inmoralidad de la sexualidad. También estaba dicho que lo moral debía ajustarse a lo natural, por lo tanto la sexualidad debía para ser moral, ajustarse al orden natural.
En la Edad Media la ética de la sexualidad fue puramente deísta, esto es, lo que estaba escrito en la biblia era éticamente correcto, por lo que se abordaba la sexualidad desde un punto de vista netamente reproductivo y condenando toda práctica sexual que no tuviera este fin, ya sea la masturbación, la homosexualidad, y el sexo por diferentes vías como inmoral e impuro. Santo Tomás de Aquino en sus textos habla de que crímenes sexuales como la violación son menos condenables que los anteriores ya que están más cercanos a la procreación. Sabemos que la Edad Media fue una época en la que la iglesia como institución frenó el desarrollo de la sociedad en muchas formas y también la reprimió, desde el punto de vista de la sexualidad tiene su punto negativo en cuanto condena prácticas que a la actualidad se han probado no ser dañinas para las personas como la masturbación, también reprime a personas homosexuales ya que las condena y las obliga a esconder y les impide vivir a plenitud su sexualidad, cosa que incluso hasta el día de hoy sucede, ya que existe discriminación hacia personas homosexuales por cuanto la biblia condena y cataloga esta práctica como pecado.
Es en la ética moderna de la sexualidad, donde la corriente deja de ser naturalista y deísta y pasa a concentrarse en el ser humano como individuo, por lo tanto se torna humanista donde la libertad del ser humano prima en la ética. El principio de autonomía, lo que Kant llama “ley moral” refiere que las cosas son buenas o malas en tanto respeten la autonomía de las personas, y lo que no cumple con estas leyes es inmoral o malo. Entonces la sexualidad es moral no por su adecuación al orden “natural” sino por la relación entre personas racionales, libres y responsables. Es la evolución de las corrientes de pensamiento que nos llevan al principio de autonomía, una corriente de largo, mejor para la civilización en cuanto permite a cada persona desarrollarse plenamente ya que se respeta la libertad individual y el bienestar de cada persona, si bien santo Tomás de Aquino consideraba el rapto y violación o el estupro menos graves que la masturbación o la homosexualidad ya que las primeras están más cercanas a un fin que es la procreación, la corriente moderna los considera todo lo contrario ya que la ética moderna condena los actos que atentan más contra la persona.
Siglo XIX Y XX era de los cambios.
A finales del siglo XIX y durante el siglo XX ocurrieron varios saltos en el tema de la sexualidad, a finales del siglo XIX dos personajes, kyosaku Ogino y Hermann Knaus estudiaron y describieron el ciclo sexual femenino, se crearon métodos físicos y químicos para controlar la natalidad, el crecimiento económico que influyó directamente en la natalidad y protestas de mujeres que peleaban por el derecho a decidir cuando ser madres influyeron en la separación definitiva de la sexualidad con la reproducción. Ocurre la revolución sexual en el siglo XX dejando varios preceptos: no hay actos sexuales naturalmente buenos o malos; la moralidad sexual está dictada por el respeto, la dignidad y la libertad de los seres humanos; y está a su vez no puede dictarse sobre normas heterónomas, sino autónomas. Ante este abordaje surgió un problema que fue la trivialización de las relaciones sexuales, a esto sumado la aparición de la enfermedad producida por el VIH, surgió la necesidad de una nueva teoría ética que abordará las relaciones sexuales desde la responsabilidad. Surgió entonces la ética de la responsabilidad, que considera que el ser humano y naturaleza son ambos, medios y fines al mismo tiempo. Por tanto, no existe algo como razón pura, la razón es histórica y las reglas morales no son absolutas. Por esta razón el juicio moral tiene que combinar principios y consecuencias. La regla fundamental es el respeto a los seres humanos.
En el orden privado los principios éticos son: autonomía, un acto sexual será inmoral cuando atente contra la autonomía de las personas; beneficencia, un acto será inmoral cuando las personas no lo consideren beneficioso para ellas. En el orden público los principios éticos serían: no maleficencia, se prohíben prácticas que agredan a otras personas y justicia, que considera incorrectas aquellas conductas que escandalizan a personas determinadas, sobre todo si son menores de edad o incapaces.
Conclusiones
Dentro de los deberes perfectos se contempla que la actividad sexual que atente contra el respeto de los individuos atenta también contra esos deberes y su cumplimiento puede ser exigido aun siendo necesaria la fuerza. Entre los delitos que atentan contra la integridad sexual están: violación, abuso sexual, acoso sexual, y estupro. Analizando la ética de la sexualidad y su evolución que hemos llegado a una máxima dominada por el respeto hacia la libertad del individuo, quedando así la sexualidad con un amplio abanico de opciones que pueden implementarse para goce y disfrute de cada persona, siempre que se mantenga el respeto entre quienes la practiquen. Con esta premisa podríamos, en nuestra práctica profesional dar las mejores directrices dentro del margen de la ética, permitiendo así instruir a los pacientes que acudan a terapia como vivir mejor y más plenamente su sexualidad.
La sexualidad un don de Dios pero los hombres no comprendemos el alcancé de ese don nos escandalizados de ella y hasta la prostituimos por no entender que es regalo de Dios , más escándalo provoca un moralista que alguien que vive su sexualidad como regalo de Dios.
Saben que es un moralista es un intento desesperado por tapar los pecados de uno siendo duro con los pecados de los otros.